Institucional
N.A.T nace en el año 1920 gracias al esfuerzo de toda una familia. Somos una empresa familiar argentina dedicada a la fabricación de ropa interior masculina a la que también hemos sumado las líneas de mujer y de niños. Fabricamos con interlock de puro algodón y en interlock térmico.
En las línea Masculina y la Línea «INTÍMA» que es la línea femenina de N.A.T, trabajamos dos líneas puntuales una permanente de invierno y de verano, y otra colección de temporada que va cambiando según la tendencia del momento.
Desarrollamos también ropa para chicos, y presentamos la fabricación por temporada de pijamas para toda la familia.
Si bien consideramos que seguir la moda y la tendencia del momento es importante, lo que queremos que encuentre un cliente al comprar NAT es buena calidad, confort y comodidad en la prenda. Contando con una muy buena calidad de algodón y con nuevos diseños. Manteniendo en vigencia los artículos clásicos y renovados con los años.
Seguimos fabricando, por, para y gracias a nuestros clientes.
Un Poco de Nuestra Historia…
Que nos remonta a un siglo atrás. En un comienzo eran diez hermanos árabes que en la década del ’20 decidieron unirse y comenzaron a fabricar cortinas. Setenta años después, la familia Nader conforma una importante industria en el barrio de Chacarita, destinada a la confección de ropa interior para mujeres cuya marca es NAT.
Uno conoce sociedades comerciales de todo tipo: del Estado, privadas, mixtas, multinacionales, familiares, pero difícilmente se tropiece en el mundo con un tipo de empresa familiar como la que fundaron hace más de un siglo en el barrio de Chacarita los 10 hermanos Nader.
Habían comenzado a trabajar separadamente, a medida que les llegaba la edad de hacerlo, en diferentes ramos: había textiles, verduleros, peones, hasta que en los duros años de fines de los ‘20, se sentó la familia un día a deliberar. «Juntémonos todos, pongamos un poco de plata cada uno y trabajemos para nosotros». Tras esa consigna, Abraham Nader impuso su criterio y la familia compró una máquina para hacer cortinas. En un localcito, donde nace la calle Humboldt empezó la historia, que hoy cien años después, encuentra a los Nader desarrollando su intensa actividad de creadores de ropa interior en una fábrica en esa misma calle Humboldt.
Aquellos años heroicos fueron dominados por el afán de trabajar en busca de la consolidación familiar. Como queriendo cortar la raíz nómade de su pueblo ancestral, estos árabes de la Chacarita hicieron un juramento sin haberlo pronunciado, sin conocer que existía: «uno para todos y todos para uno».
El corazón de Chacarita, y las manos en la máquina; porque un día proclamaron que no se admitirían hinchas de otro equipo y hoy, las paredes de la fábrica siguen mostrando las fotos de distintos equipos de los «funebreros». Obviamente, algunos de los hijos de aquellos hermanos llegaron a vestir la camiseta tricolor y don Enrique Nader era presidente del club cuando Chacarita salía campeón de primera a fines de los ‘60.
Ese momento de gran festejo familiar ocurría con la familia afincada y la fábrica en pleno crecimiento, 40 años después de que el líder Abraham Nader sentenciara un día: «Esa máquina tiene que trabajar las 24 horas». Fue cuando los hermanos cortaron definitivamente con los trabajos afuera, se incorporaron a la fábrica también las mujeres y NAT comenzó a tomar forma. A la máquina cortinera la llamaban angelito, porque cosía las cortinas haciéndoles en el centro la figura de un ángel. «Esa cortina comenzó a vestir todas las puertas canceles –la que era la puerta de entrada a la casa propiamente, después de trasponer la puerta de calle– de Buenos Aires. Y hasta llegamos a hacer las cortinas para Pelota de trapo, la película donde trabajaban varios jugadores de fútbol», recuerda Julio Nader. Junto a él ponen recuerdos sobre la mesa sus primos Amado y Horacio; quienes supieron comandar la planta.
De cortinas a la ropa interior…
Desde que empezaron a confeccionar aquellas cortinas de macramé a fines de los ‘20 y principios de los ’30, desarrollaron su industria, abasteciendo a casas como Lamotta y La Piedad. Luego del Angelito, incorporaron al taller una máquina para elásticos, que se vendían en un carretel y en los años ‘40 incorporaron la primera máquina para interlock, con la que se inició una nueva etapa, al entrar de lleno en la confección de ropa interior. Hasta allí, además de las cortinas, los Nader habían incursionado en la fabricación de aquellos clásicos rompevientos. «Pero la aparición del interlock nos permitió el verdadero desarrollo». Un día de los años ‘50 volvieron a pensar en un paso importante y que resultó decisivo para la marca NAT: compraron una fábrica de fajas para mujer y se lanzaron a la competencia con los suspensores. Entraron con toda la fuerza del clan y coparon con el tiempo un mercado que hasta ese momento tenía otro dueño. Fue en esa época que tuvieron necesidad de ampliar la planta y así en las décadas siguientes fueron sumando propiedades linderas y en los años ‘70 y ‘80 concretaron una nueva construcción para desarrollar la producción.
Los Nader no sólo se dedicaron a vestir íntimamente a nuestros padres y seguirán haciéndolo con nuestros hijos, si no que compraron el barrio con su presencia; donde viven, trabajan, siguen desarrollando, reinventándose y creando nuevas líneas para toda la familia, sin dejar de lado la calidad de sus prendas y su corazón por Chacarita.